Cuando yo era pequeña, a los hermanos no nos quedaba otra que compartir habitación, porque éramos muchos.

En la actualidad tenemos menos hijos, pero también menos metros. Y muchos padres trabajan en casa y necesitan habilitar una habitación para ello. Así que no es de extrañar que los hermanos duerman en el mismo cuarto.

Pero a veces no son los hermanos los que deben compartir habitación, sino niños y adultos. Familias en paro o mujeres separadas que regresan con sus padres y tienen que dormir con sus hijos, por ejemplo.

Afortunadamente, hoy en día hay soluciones imaginativas para crear un espacio lo más amplio y cómodo posible.

Calma y bienestar

Con independencia de las dimensiones, las habitaciones de los niños deben transmitir calma y favorecer su bienestar emocional. Sobre todo si los pequeños han tenido que dejar el que era hogar habitual.

Además, debe contar con un lugar para dormir, estudiar, leer, jugar,…  según la edad y necesidades de cada ‘inquilino’. Y lograrlo depende de la buena distribución de los muebles, colores, texturas y objetos decorativos.

Fuente: Parchís, tienda de muebles

Algunas ideas

También es importante que cada niño cuente con su propio espacio, por pequeña que sea la estancia. Para ello, podemos crear dos ambientes diferentes gracias a la pintura, como en la imagen de abajo.

Los muebles son de líneas sencillas. Toda la gracia está en la elección de los colores y de las fundas. Dos elementos que se pueden cambiar de forma rápida y barata, a medida que los niños crezcan.

Además, huye del tradicional rosa y azul, cuando tienen que compartir habitación un niño y una niña.

Fuente: Pepper & Buttons

Cuando tenemos pocos metros, debemos ampliar visualmente el espacio pintando las paredes de blanco, como en la siguiente imagen.

También podemos aligerar el peso de los muebles con pintura a la tiza del mismo tono. El color lo aportan los cojines y unos adornos sencillos de hacer.

Este ejemplo me gusta porque podemos adaptarlo aprovechando muebles antiguos. Incluso los que teníamos en casa de nuestros padres o unos de segunda mano.

La ventaja de reciclar unas camas, además del estilo que aportan y el ahorro de dinero, es que son para adultos. No necesitamos cambiarlas cuando los ‘peques’ sean mayores.

Fuente: Vida Lúcida

Compartir habitación con un adulto

Hay casos en los que las habitaciones no se comparten a diario. Por ejemplo: cuando hay hijos de una pareja anterior, que pasan con nosotros fines de semana alternos. O cuando un hermano estudia fuera y regresa por vacaciones.

Unas literas abatibles pueden ser la solución perfecta. Ahorran espacio, tienen diseños bonitos y funcionales, y un precio asequible.

La que te mostramos abajo es ideal para el ejemplo que hemos puesto. La cama de abajo puede albergar una zona de estudio y abrirse cuando sea necesario.

Fuente: Menamobel

¿Y qué podemos hacer cuando tienen que compartir habitación un adulto y uno o más niños?

Es importante separar las camas y los ambientes para dar a cada uno su espacio. Aunque en ocasiones es difícil por una cuestión de metros cuadrados.

Si hay sitio para colocar dos camas, podemos separarlas con unas cortinas. Es una idea sencilla, barata y decorativa. También podemos colocar unas estanterías con poco fondo, que proporcionarán más intimidad y espacio extra de almacenaje.

En este dormitorio abierto de Ikea podemos ver algunas soluciones para adaptar a nuestro cuarto. Podemos usar cómodas y burros de ropa para preservar la intimidad. Y no necesitaremos armarios, que son más caros y ocupan más espacio.

Fuente: Ikea