Estos días se multiplican las reuniones con familiares y amigos en torno a una mesa bonita y bien puesta. Por eso, te vamos a dar algunos trucos para cuidar la vajilla y que ésta esté impecable en Nochevieja… O lista para cualquier ocasión especial.

Lo primero es evitar sorpresas. No esperes a la mañana del 31 de diciembre para sacar la vajilla que te regalaron en tu boda. Revísala hoy mismo y comprueba que no hay piezas rotas. Si esto sucede, compra un juego de platos o vasos que combinen con la que tienes para mezclar las piezas. O revisa los que tienes en casa, incluso desparejados.

Ahora se llevan las mesas en las que conviven platos y fuentes de distintos tamaños y procedencias. A la hora de mezclarlos, puedes optar por combinar platos de un mismo color, aunque varíen el diseño y la tonalidad. O dar rienda suelta al caos. Y que cada invitado tenga un plato o un vaso diferente.

En ambos casos tienes que usar como fondo un mantel neutro y sencillo, en blanco o colores pastel. Y no sobrecargar el conjunto con centros de mesa ni adornos.

Con jabón neutro

Una vez revisadas las piezas, debes lavarlas con jabón neutro, ponerlas a escurrir y esperar a que se sequen perfectamente. No te pases con la cantidad de detergente, o tardarás mucho en aclararlas.

Si tienes una vajilla de porcelana blanca que amarillea, déjala una hora en agua con unas gotas de amoniaco y después friégala de la manera habitual. Y si ha perdido el brillo y está apagada, añade al agua un poco de zumo de limón. ¡Ojo! Si tus platos llevan oro, no uses amoniaco, porque es abrasivo.

Después de la cena

Después de la cena o la comida, llega la peor parte: fregar. Si quieres cuidar la vajilla de las grandes ocasiones y mantenerla impecable, deberás hacerlo a mano.

Llena un barreño con agua templada, echa un chorrito de detergente y deja los platos y vasos a remojo unos minutos. Después friégalos con una esponja suave, aclara y deja que se sequen. Puedes acelerar el secado con ayuda de un trapo de microfibra, que no suelte pelusa.

Piezas delicadas

Si se trata de una vajilla de porcelana muy delicada, no emplees agua muy caliente, ya que sufre con los cambios de temperatura. Y nunca la metas en el lavavajillas –tampoco en el microondas-.

No uses un estropajo, porque puede borrar los dibujos, sino una esponja muy suave. Recuerda proteger el fondo del fregadero con una alfombrilla o una bayeta, para que las piezas no se golpeen.

¿Tienes una fuente de loza? Me encantan, pero son delicadas y se suelen agrietar. Para disimular una fisura, sumerge la pieza en un recipiente con leche caliente y déjala así toda la noche.

Cuidar la cubertería

Además de cuidar la vajilla, debemos mimar también la cubertería. Para mantener los cubiertos en buenas condiciones, no hay que limpiarlos con detergentes ni esponjas abrasivas.

Después de fregarlos hay que secarlos con un paño para evitar que pierdan brillo. Y es mejor lavar los cuchillos por separado, para que no rayen el resto de las piezas.

Si tienes una cubertería con mango de nácar, frótalo con un paño y unas gotas de aceite de oliva para protegerlo y dar brillo.