Surgido a finales del siglo XX en los países escandinavos, el estilo nórdico sigue siendo la estrella de la decoración. Además de invadir las casas y revistas de decoración, podemos encontrarlo en restaurantes, tiendas de ropa, oficinas…

¿El motivo? Es luminoso y cálido. Sus muebles sencillos, ligeros y funcionales son la solución perfecta para los espacios pequeños. Y sus tonos neutros combinan muy bien con elementos de otros estilos, como el industrial o vintage.

Esto, unido a su amor por el reciclaje y los objetos hadmade, nos permite crear ambientes personales y muy acogedores.

Hechas las presentaciones, vamos a ver cinco claves para obtener un look nórdico en casa.

Luz

En el norte de Europa la luz natural es escasa la mayor parte del año. Por eso el estilo nórdico busca contrarrestar esta carencia y multiplicar la claridad. Para ello, no solo eligen colores claros para paredes y muebles. También emplean cortinas ligeras -o prescinden totalmente de ellas-. Y abundan los espacios abiertos, para que circule la luz.

Cuando no disponemos de luz natural, la luz artificial también es un elemento clave. Las lámparas de pie o de techo no son meros objetos funcionales, sino auténticos elementos de la decoración.

Uno de los interiores de la tienda web www.westwing.es

Blanco

Visto lo anterior, resulta fácil entender por qué el blanco es el color insignia del estilo nórdico. Está presente en las paredes, muebles e, incluso, los suelos.

Pero hay que jugar con los matices. No todo es blanco-blanco. También hay tonos cálidos que, además de luminosidad y amplitud, aportan calidez y tranquilidad.

Este uso y abuso del blanco no significa renunciar al color. Éste se añade en los complementos y elementos decorativos y, sobre todo, en los textiles. A mí me encanta la combinación del blanco con ocres, amarillo ‘mostaza’ y gris, por ejemplo.

Blancos y neutros, con toques rosas, de www.ikea.com

Madera

Junto con el color blanco, la madera es el otro elemento omnipresente del estilo nórdico. No sólo en suelos y muebles, sino también en los accesorios –vajilla, portavelas,…-. Para crear espacios acogedores y atraer la luz, se utilizan las más claras, como el abedul.

Además, la madera se combina con otros materiales. Los metales, como el cobre o el latón, le dan un toque contemporáneo. Y los muebles recuperados o con pintura a la tiza crean rincones llenos de encanto.

La descontextualización de piezas o materiales es otra clave de este estilo decorativo. La idea es darle un uso distinto alguna pieza o accesorio. Como unas maletas como mesita de centro, o un porta-leña como revistero.

Materiales naturales combinados con latón, de www.estilonordico.com

Funcionalidad

Los muebles nórdicos no solo se caracterizan por sus materiales y colores naturales, sino por aunar estética y práctica. Sencillos y funcionales, combinan las líneas rectas y depuradas con algunas curvas suaves para lograr un ambiente armónico y diáfano.

Otra característica del estilo nórdico son los muebles modulares, que se adaptan a múltiples espacios sin sobrecargarlos. Esa versatilidad explica gran parte de su éxito.

Textiles

De materiales naturales, como la lana, el algodón y el lino, los textiles dan un toque diferente y atrevido a la (aparente) sobriedad del estilo nórdico. En ellos abundan los motivos geométricos, muy presentes en esta decoración.

También se emplean los estampados naturales, como flores y hojas. Y no solo en cortinas, cojines y alfombras. También en el papel de las paredes. Asimismo, el estilo nórdico pide a grito algún objeto DIY, como una manta a crochet o de patchwork, o un peluche.