Existen profesiones que la mayoría consideran innatas, es decir, que el que se dedica a eso es porque nació con un talento especial que otros no poseen. Decorador de interiores o interiorista es una de esas profesiones que podrían entrar en ese grupo. Sin embargo, nunca más lejos de la realidad, un decorador de interiores acumula muchas horas de estudio hasta poder llevar a cabo su labor de manera profesional. ¿Qué hay que estudiar para convertirse en uno?

¿Qué se estudia?

Para sacar provecho a una estancia se necesita disponer de toda la información posible. Es por eso que cuanto más sepamos más conocimientos podremos aplicar a nuestro trabajo. Se podría decir que un decorador de interiores debe dominar al menos estas 5 materias:

Luz

Tipos de luz (cálida, fría, neutra), fuente de la misma (natural, artificial), intensidad, orientación (no es lo mismo iluminar con una lámpara desde arriba que con un foco desde abajo)… cada espacio demandará una luz u otra dependiendo de sus características y del uso que se le vaya a dar.

Espacio

Seguro que tendréis en mente un salón decorado por algún conocido vuestro que más bien parece un trastero. Ser consciente del espacio disponible y de las posibilidades que ofrece es vital para organizar cada uno de los elementos decorativos y funcionales que conformarán la habitación.

Color

Los buenos decoradores de interiores no eligen los colores al azar. Han estudiado la psicología del color y saben que existen determinadas leyes que rigen utilizar unos colores juntos con otros. Una sala puede aparentar ser más grande, alta o estrecha simplemente cambiando el color de las paredes. Lo mismo es aplicable al resto de elementos.

Muebles

No todos los muebles sirven en todas las situaciones ni en todas las habitaciones. Al disponer en su mente de un extenso catálogo de formas, medidas, funcionalidades… son capaces de acertar con la combinación perfecta del mobiliario.

Materiales

Y por último conocer los materiales disponibles y sus características los hace capaces de seleccionar la mejor tela para tapizar unas sillas, el tipo de madera de la mesa o el tipo de suelo a instalar.

interiorista

Convertirse en interiorista

Estudiar la teoría no es si no el principio del camino. En ese momento empieza el verdadero aprendizaje: adquirir experiencia y soltura para ordenar todos esos conocimientos y aplicarlos de manera práctica. También se entrena la habilidad de escuchar al cliente y la de fusionar sus ideas con el proyecto final. Ese proceso no solo convierte cada espacio en único sino que también aumenta las posibilidades de satisfacción por parte del cliente.

Buscar fuentes de inspiración

Un buen interiorista nunca deja de estudiar. Te recomendamos suscribirte a alguna revista del sector, echar un ojo frecuentemente a redes sociales como Pinterest y seguir a algunos decoradores de interiores referentes en el sector como, por ejemplo, Jessica Zueras. La modas avanzan implacables y no podemos nunca quedarnos atrás.